Si pasamos al otro lado por debajo del “Arco da Condesa”, continuaremos la senda hacia el “pequeño” castillo de recreo de los hijos del Conde. Se trata de una construcción en miniatura hecha de ladrillo y forrado de piedra. Su aspecto es pintoresco, ya que realmente no se iba a usar como residencia, sino como lugar de juego y recreo. Pese a su aspecto medieval, se empezó a construir hace tan solo 60 años, y nunca se llegó a terminar. Se puede acceder con dificultad a través de los restos de un pequeño puente y podremos salir por una de sus torres.
Hay que tener en cuenta que no está en muy buen estado, por lo que deberemos ser muy cuidadosos, sobre todo si está mojado.